¿Un alivio real o una ilusión?
El dólar en la cuerda floja: Oportunidades y peligros de un tipo de cambio en descenso
Un dólar llegando a $1.000 presenta una dualidad compleja para la economía argentina: si bien podría aliviar las presiones inflacionarias al reducir el costo de las importaciones y favorecer la acumulación de reservas, también conlleva riesgos significativos para la competitividad de las exportaciones y la producción nacional, especialmente en sectores sin ventajas naturales, pudiendo exacerbar el cierre de empresas y la pérdida de empleo, en un contexto de alta presión impositiva.
21 de Abril de 2025

El gobierno argentino ha explicitado su política de no intervenir en el mercado cambiario para evitar que el dólar estadounidense alcance el nivel de $1.000 pesos. Esta decisión, comunicada directamente por el presidente Javier Milei, se fundamenta en la creencia de que los mercados deben ser los principales determinantes de los precios. Desde la Casa Rosada se interpreta esta inacción como una muestra de coherencia con los principios liberales del mandatario.
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— Emma DLRS ??? (@EmmaDLRS) April 17, 2025
La posibilidad de que el dólar se aproxime a los $1.000 no se considera remota. Este escenario se sustenta en la expectativa de una pronta liquidación de divisas por parte del sector agropecuario, cuyas operaciones se habrían demorado debido a las recientes lluvias. Adicionalmente, la nueva reglamentación del Banco Central sobre el ingreso de capitales, que incluye un período de inmovilización de seis meses, y la flexibilización de las restricciones para la remisión de utilidades al exterior, generarían un flujo de inversiones previamente retenidas.
No obstante, desde la oposición se ofrecen interpretaciones alternativas a esta estrategia. Algunos analistas sugieren que factores de personalidad también influyen en la decisión, argumentando que el presidente Milei buscaría demostrar el error de aquellos economistas que pronosticaban una devaluación, a quienes él denomina despectivamente "econochantas". Este debate se ha intensificado tras un intercambio público entre el presidente y el ex ministro de Economía Hernán Lacunza.
Dentro del equipo económico oficial, la postura de no intervención se mantiene firme, a menos que el tipo de cambio alcance el piso de la banda establecida. Paralelamente, se considera que una disminución en el valor del dólar podría tener un efecto positivo en la contención de las presiones inflacionarias, especialmente tras el aumento del 3,7% en el Índice de Precios al Consumidor en marzo y las proyecciones privadas de entre 4% y 5% para abril.
Los datos preliminares del Ministerio de Economía sugieren un bajo traslado a precios de la reciente corrección del tipo de cambio oficial, con excepciones puntuales en el sector de alimentos, como el caso de los aceites. Se destaca la resistencia de los supermercados a aceptar listas con aumentos de precios. En otros sectores, como el automotriz, el "pass through" habría sido prácticamente nulo. Además, un dólar más bajo facilitaría la acumulación de reservas internacionales, un objetivo clave del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Sin embargo, la estrategia de permitir la caída del tipo de cambio oficial plantea desafíos en el frente externo. Analistas advierten sobre un estancamiento o retroceso de las exportaciones, mientras que las importaciones experimentan un fuerte crecimiento, como lo reflejan los datos de marzo. Esta situación, sumada a la creciente guerra comercial internacional, podría complicar aún más el panorama. Sectores industriales manifiestan preocupación por la competitividad frente a importaciones de productos básicos.
La consultora IDESA advierte que un tipo de cambio oficial cercano al piso de la banda cambiaria, si bien favorable para minimizar el impacto inflacionario, intensifica los problemas de competitividad para la producción nacional. La elevada presión impositiva, que incluye impuestos como el impuesto al cheque, los derechos de exportación e ingresos brutos, es señalada como un factor "letal" para la competitividad, representando una porción significativa de la recaudación total y dificultando cualquier intento de reducción sin generar déficit fiscal.