Águila herida
China sube, USA baja: ¿Cambio de mando mundial?
La dinámica global parece estar experimentando una transformación profunda, donde el liderazgo unipolar podría estar cediendo paso a una nueva configuración de poder.
22 de Abril de 2025

El panorama geopolítico actual se encuentra en un punto de inflexión trascendental, marcado por el ascenso constante de China y los desafíos internos que enfrenta Estados Unidos. Este escenario plantea una pregunta fundamental sobre el futuro del orden global establecido tras la Segunda Guerra Mundial y consolidado con la caída de la Unión Soviética, un sistema que otorgó a Estados Unidos el papel de superpotencia hegemónica. Sin embargo, la dinámica global parece estar experimentando una transformación profunda, donde el liderazgo unipolar podría estar cediendo paso a una nueva configuración de poder.
Tiembla el monopolio de EEUU @realDonaldTrump fue por lana y regresó trasquilado
— ONCA TvR Irreverente (@OncaTvR) April 17, 2025
Todo lo que venden en Estados Unidos es de Fabricación China! pic.twitter.com/hR7pFC5n3N
Jeffrey Sachs, un reconocido macroeconomista, sostiene que el declive de Estados Unidos no es producto de fuerzas externas, sino más bien una consecuencia de sus propias acciones. En contraste, China ha demostrado un avance significativo en los ámbitos económico y tecnológico, consolidando su posición en el escenario mundial. Sachs argumenta que la percepción estadounidense del progreso chino como una amenaza existencial ha sido un error estratégico crucial, conduciendo a un estado de conflicto perpetuo en lugar de fomentar la colaboración y el entendimiento mutuo.
Desde 2014, la política estadounidense ha tendido a ver el éxito económico y tecnológico de China no como una oportunidad para la cooperación, sino como un desafío directo a su hegemonía. Sachs cita un informe del Consejo de Relaciones Exteriores de 2015 que abogaba por una estrategia de contención hacia China, incluyendo la exclusión de acuerdos comerciales, el refuerzo militar en la región y la restricción de exportaciones tecnológicas. Estas políticas, implementadas durante la última década, han exacerbado las tensiones bilaterales y han generado inestabilidad económica a nivel global.
Más allá de la política exterior, Sachs identifica una profunda crisis interna en Estados Unidos como un factor clave en su posible declive. El sistema político estadounidense, según su análisis, se ha convertido en un modelo de "pago por influencia", donde las contribuciones de campaña moldean las políticas públicas. Decisiones judiciales como Citizens United han consolidado esta dinámica, permitiendo una influencia desmedida de los intereses corporativos. A pesar de la fortaleza de la sociedad estadounidense en innovación y otros ámbitos, el mal funcionamiento político ha erosionado su liderazgo global.
En contraste, China ha mantenido una estabilidad interna y un enfoque metódico que le han permitido avanzar sin los obstáculos de una democracia disfuncional, aunque Sachs advierte que ningún país logrará una victoria absoluta sobre el otro. El futuro dependerá de la capacidad de cada nación para gestionar sus desafíos internos de manera efectiva. La proliferación de órdenes ejecutivas y los constantes desafíos judiciales en Estados Unidos reflejan un gobierno más reactivo que estratégico, lo que dificulta la implementación de políticas coherentes a largo plazo.
Ray Dalio, otro destacado analista, comparte la visión de Sachs sobre el desmoronamiento del orden global conocido. Dalio advierte que mientras China emerge como una potencia económica, Estados Unidos se tambalea bajo el peso de una deuda insostenible y una polarización política que fractura su unidad. Ambos coinciden en que se avecina un nuevo orden mundial donde el dominio estadounidense está cediendo ante fuerzas imparables, marcando el fin de la unipolaridad.
En este contexto de cambio global, Lyn Alden vislumbra una posible salida a través de un mundo multipolar donde Bitcoin, con su naturaleza descentralizada, podría desempeñar un papel importante. Alden sugiere que Bitcoin, con su oferta limitada, podría complementar al oro como reserva de valor, abaratando la producción en Estados Unidos al reducir la sobrevaluación del dólar y revitalizando sectores industriales. En definitiva, el siglo XXI está redefiniendo el mapa del poder global, y la capacidad de adaptación de Estados Unidos a esta nueva realidad será crucial para su futuro liderazgo.
Para vos lector:
La carrera espacial del siglo XX fue un símbolo de la competencia entre superpotencias. Ahora, una nueva carrera tecnológica se libra en campos como la inteligencia artificial, la computación cuántica y las energías renovables. China ha demostrado una gran velocidad y ambición en esta nueva contienda. ¿Quién alcanzará primero las nuevas "lunas" tecnológicas y cómo remodelará esta victoria el orden global?