Caída productiva persistente
El Gobierno niega la recesión pero la industria sigue 10 por ciento abajo de los niveles de 2022 y 2023
Pese al optimismo oficial por un rebote económico del 0,5 por ciento, los datos privados muestran caídas generalizadas. El cierre de Whirlpool y la presión importadora exhiben la pérdida de competitividad industrial.
28 de Noviembre de 2025
El Gobierno insiste en que la economía argentina no está en recesión, apoyado en un crecimiento del 0,5 por ciento informado en febrero. Sin embargo, detrás del promedio que celebra la administración, la industria continúa en una situación crítica: según estimaciones del Centro de Estudios Económicos de la UIA, la actividad de octubre se encuentra aproximadamente un 10 por ciento por debajo de los niveles previos a la llegada de la gestión libertaria.
Se profundiza el modelo erróneo de Milei. Los datos del INDEC demuestran que los sectores básicos de la economía- Comercio, Industria y Construcción- están retrasados respecto del promedio ( EMAE) y el sector más favorecido es la Actividad Financiera. Los datos hablan por si… pic.twitter.com/zR34dsRCMB
— Carlos Rodriguez (@carod2015) November 27, 2025
El último informe del sector anticipa para octubre una caída del 2 por ciento interanual, con solo una mejora mensual del 0,3 por ciento respecto a septiembre. Para la UIA, se trata de una contracción significativa, que evidencia un deterioro extendido. A su vez, los sectores Comercio, Industria y Construcción se ubican por debajo del promedio general, mientras que la Actividad Financiera es la variable que sostiene las cifras agregadas.
El ex asesor económico de Javier Milei, Carlos Rodríguez, fue categórico: “La Argentina productiva corre muy por debajo de la Argentina financiera. Así no se hace un país”, afirmó en X.
El dato se conoció al mismo tiempo que Whirlpool anunció el cierre definitivo de su planta de lavarropas en el Parque Industrial de Fátima (Pilar), con el despido de 220 trabajadores. La multinacional explicó que la caída en ventas y la competencia de importados volvieron inviable su operación. Desde ahora, pasará a importar productos en lugar de fabricarlos.
La decisión contrasta con la inversión de 52 millones de dólares realizada en 2022 para producir 300 mil unidades al año, muchas destinadas al exterior. La producción actual apenas alcanzaba la mitad de ese objetivo. Días antes, el titular de Techint, Paolo Rocca, advirtió sobre una “avalancha” de bienes importados: las importaciones de lavarropas pasaron de 5 mil a 87 mil unidades mensuales y las de heladeras crecieron de 10 mil a 80 mil en el mismo período.
La situación afecta a textiles, calzado, metalmecánica, caucho y plásticos, minerales no metálicos y la construcción, que se mantiene más de un 20 por ciento por debajo y refleja parálisis en la inversión. Solo dos ramas lograron algún repunte: refinación de petróleo y fabricación de motocicletas.
La UIA identifica factores que sostienen la crisis: incertidumbre política, volatilidad macroeconómica, debilidad de la demanda interna y menos exportaciones a Brasil. A esto se suma una capacidad instalada ociosa y caída de divisas industriales cercanas al 80 por ciento en octubre.
El diagnóstico es contundente: la industria argentina no logra salir del estancamiento, permanece 10 por ciento por debajo de los niveles de 2022 y 2023 y opera con una recuperación muy desigual entre sectores.
